“El orden y el caos en enfrentamiento perpetuo
determinan el equilibrio universal. No puede existir el uno sin el otro”. Así
se lo dijo un sabio de una antigua civilización, y desde entonces Lady siente
que su lucha contra el mal es una batalla que nunca tendrá fin, y eso,
convengamos, la desalienta a veces. Sobre todo cuando ve que la iniquidad
parece avanzar a velocidad mayor de lo que lo hace la justicia humana intentando
corregirlo.
Con gran pesar comprueba a menudo
que el tiempo y el esfuerzo que se emplean para construir una obra son muchos
mayores que los que se requieren para destruirla, y esa condición repercute en
la semilla del desánimo que se instala en el corazón de la gente de buena
voluntad cuando se enfrenta a los poderes de la delincuencia y la corrupción.
Si bien son grandes su astucia y
su esfuerzo por adelantarse al paso destructor de los delincuentes, Lady no
siempre llega a tiempo para impedir que cometan sus maldades y en muchas
ocasiones debe contentarse con castigarlos sólo después que han destruido lo
bueno que otros habían levantado.
Lo que desearía hacer es más de
lo mucho que en realidad hace. La imposibilidad de prevenir el mal antes de que
se concrete lastima su corazón y su ego. Siente su impotencia como algo que
debe enmendar y esa insatisfacción con su propio accionar aumenta su ira. Una
razón más para ensañarse en el castigo de quienes promueven el daño en el
prójimo.
Quisiera poder contar otra vez,
con aquel invencible ejército, ese con el que enfrentó, milenios atrás, a los
mayores enemigos que la humanidad debió soportar en épocas remotas. Pero sabe
que la realidad de esta era es otra y que seguramente la ayuda que aquellos
fieles subordinados pudieran brindarle sería también poco fructífera.
Hoy los enemigos se desenvuelven más
sutilmente, con argucias antes desconocidas. El poder del mal suele vestirse de
traje y corbata y opera sentado cómodamente detrás de escritorios bursátiles y
despachos oficiales. Las redes de la inmoralidad han logrado traspasar todas
las instituciones y la honradez ha perdido el lustre del que gozaba apenas hace
un tiempo. La inequidad se desarrolla a gran escala y poco o nada podría hacer
un bravo ejército de guerreros frente a semejante barbarie.
Pese a todo, aún con la certeza
de saber que su titánica tarea no tendrá nunca fin, Lady saca fuerzas de
desgano y vuelve a salir cada día para enfrentarse a su manera con la infamia y
la injusticia. Si bien sabe que nunca podrá doblegar totalmente a las fuerzas
del mal, tiene la profunda convicción que intentarlo es su compromiso, y que
sin dudas podrá hacerle a esos infames, mucho más complicada la existencia.
La determinación de combatir el
mal pese a lo gigantesco de la empresa es un gesto, de por sí, noble y heroico.
El alma que asuma con constancia y sin desánimo ese objetivo de vida, merece
por sólo intentarlo, ser considerada ejemplo de dignidad y virtud.
Tal vez esos conflictos se da en la propia Lady Dark, que tiene su faceta violenta, que usa para castigar a los malvados, cuando falla en detenerlos. Y que tiene que enfrentar a su desanimo, para seguir usando su astucia, para adelantarse a sus planes.
ResponderEliminarEs que por más poderes que se tenga, la tarea de luchar contra el mal es algo que, se sabe, nunca acabará. Seguramente aún a un héroe/heroína le llega el momento del desánimo. Dependerá de su propia fortaleza la posibilidad de superarlo,
EliminarGracias, Demiurgo por acompañarnos
=)