Capítulo 15: Feliz cumple

Si bien ella ha pasado a un plano inmortal, lo cierto es que alguna vez fue totalmente humana: nació de mujer, un día remoto y creció como niña de su lugar y su tiempo y luego sí y se hizo adulta, guerrera y vencedora de los límites de su propia humanidad.

 Si bien eran otros los cánones de medición del tiempo y su calendario, haciendo ciertos ajustes a lo largo de los años ella suele recordar un día específico como el de su cumpleaños. Un día como ese, varios siglos atrás, ella nacía …y por mucho tiempo nadie siquiera solía recordárselo.

En la antigüedad, las costumbres de felicitar, dar regalos y hacer una fiesta, tenían el propósito de proteger de los demonios al que celebraba su cumpleaños, y de garantizar su seguridad durante el año entrante. También la costumbre de realizar un círculo con velas encendidas era parte del ritual de proteger al homenajeado de los malos espíritus durante ese tiempo.

 Quizás haya sido después de mucho que ella –a modo de revancha por no haber sido en aquellos tiempos festejada- decidió celebrar esa fecha de sus orígenes como único y sobreviviente lazo de aquella que fue -y de alguna manera sigue deseando ser- , preservando así los vínculos con su pasado y su memoria.

 Como es de imaginar, el destino de una vengadora inmortal no está señalado para ser el de un personaje con intensa vida social. Muy por el contrario. A pesar de pretender lo opuesto, esa fecha especial en que se recuerda como alguna vez nacida, suele ser para Lady la oportunidad más notoria de comprobar –crudamente- que lamentablemente está sola.

 Habiendo perdido a la largo de los siglos sus pocos afectos y los testigos de sus orígenes, últimamente se ha acostumbrado a hacer de ese aniversario  una oportunidad para reencontrarse con su esencia espiritual primigenia, reafirmándose en su identidad y en su verdadero yo que se sabe eterno y retraído.

 Pero esta vez, lejos de reiterar lo que viene sucediendo desde tantos siglos, la suerte y el destino han querido que se haya desdibujado la línea de su soledad más absoluta, y este año ella pueda contar en su cercanía con alguien que en su momento ha sido parte vital de su antigua vida y que hoy le ha obsequiado la llave para un eventual escape de esta cárcel de perpetuidad sin salida.

 Y retornando a aquella humilde casa de paredes blancas y techo de tejas donde hace poco fuera bien acogida, llevando en sus manos acorde tarta de cumple y buen vino para acompañar el festejo, se dispone a celebrar el hecho de estar viva, aún intacta y con la alegría de tener frente a sí a quien reapareció otra vez luego de haber estado –y por tanto tiempo- alejada de su vida.

 Eso sí…ya no ha podido colocar encima de la torta un número, como quizás hubiese querido…