Por supuesto que aquel amor truncado en sus años primeros –ahora tan lejanos- no fue el único que atravesó el corazón de la guerrera.
Si bien no han sido muchos los brazos en que Lady soñó alguna vez reposar, quienes la conocen sospechan que –paradójicamente- fue el más implacable de sus enemigos quien, en curioso juego de amores y odios consiguió cercar con especial intensidad los alrededores más vulnerables de su alma de fémina.
Como es de suponer, esos fogosos sentimientos contradictorios que aquel impío despertaba en su corazón fueron duramente combatidos por la guerrera, quien, a pesar de lo que su razón podía dictaminar, en más de una ocasión estuvo a punto de claudicar frente a aquellos irresistibles y demoníacos encantos.
Nunca supo ella en realidad si hubo algo de verdad en los sentimientos que su irreconciliable enemigo le confesó también padecer.
Jamás alcanzó a descubrir cuánto de cierto hubo en aquellas miradas apasionadas o si fue al menos honrado aquel único beso descontrolado que le robara una noche muy fría de luna llena, justo antes que, entre el misterio de las tinieblas, aquel seductor demonio decidiera, para siempre… desaparecer.
Un amor ,sin duda,imposible.Difícil decisión para la guerrera,sacrificar el amor por su honor a su nombre.
ResponderEliminarBello.
Esto cada vez se pone más "humano" y la prota me gusta más, jeje.
ResponderEliminarUn besote.