Si bien es un hecho que desde sus
inicios como guerrera, aplicando las sabias enseñanzas de maestros y
entrenadores, Lady siempre se concentró en poner su fuerza y destreza en favor
del bien y la justicia y en defensa de los más desposeídos, jamás ha pretendido
ocultar que siente un especial placer en ajusticiar –hasta con sadismo- a
quienes resultan ser indignos de toda
consideración y derecho. Su manera de hacer justicia suele ser muy particular y
cuestionable, por cierto.
La posibilidad de volcar su contenida
ira y violencia sobre quien jamás demostró un signo de caridad o sensibilidad
por su prójimo, le otorga la oportunidad de dejar aflorar esa parte oscura de
su esencia que desde siglos lucha por mantener firmemente controlada. No está
en ella dar cátedra de moralidad o fineza en cuanto a argumentos de
legitimidad.
Reconoce que en muchas ocasiones
la violencia de los castigos impuestos ha tenido aún más crudeza que las
infamias cometidas por aquellos desgraciados. O al menos, han estado a la par.
Nunca por debajo. Entiende que su concepto del “ojo por ojo” es aplicable sin
cuestionamientos en quienes jamás han sentido remordimientos o piedad por el
dolor que a su vez ellos han infringido en otros.
Sabe que para muchos garantistas,
para los teóricos, para los pacíficos y generosos de corazón, su criterio de
aplicar la justicia por mano propia es inaceptable, y que tampoco es recomendable
la forma y el menú de castigos que su capricho suele aplicar a los más
corruptos. Ella los comprende. No pretende cambiar ese punto de vista. Al
contrario, los valora y los respeta. Los considera muy dignos y elogia –si
tiene oportunidad- esa manera de actuar y sentir.
Pero pese a sus acertadas y
medidas recomendaciones nada ha logrado hacer –al menos hasta ahora- para
reprimir esos impulsos desbordados que siente al enfrentar a las bestias
despiadadas con las que se cruza. Mientras los bienintencionados hablan, ella
actúa.
Sabe que no es buen ejemplo para
recomendar a la hora de definir actitudes civilizadas de conciliación y
tolerancia. Acepta que no tiene mucho que aportar a nivel diplomático a la hora
de resolver guerras y conflictos. No tiene dudas sobre que su punto fuerte es
el lado práctico y entiende que a veces, pese a los valiosos intentos que
quizás otros puedan llevar a cabo, se da la paradoja de que su estilo eficaz,
drástico y justiciero resulta ser la única manera de poner fin al mal
descontrolado.
Lady Dark es de temer. Recuerda a algunos personajes del comic, incluyendo tal vez a algunas mujeres felinas.
ResponderEliminarDuality no duda en exterminar a algunos de sus enemigos. Es que hay detalles en las ficciones, que son casi inevitables.
Pese a los estereotipos, hay algo bueno en las ficciones de guerreros y héroes de acción: la relativización de los valores morales son válidos en función de las características del personaje. La fantasía nos libera de las ataduras que representan esos conceptos sin los cuales la vida real en una civilización sería imposible.
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