Capítulo 4: La mirada de un gato

Entre quienes ponen aún en duda la existencia real de Lady Dark y su dramática y constante  presencia dentro de los confines de la ciudad noctámbula, están los que argumentan –con ajustados postulados de física básica- la imposibilidad práctica para cualquier persona de hallarse siempre justo en el momento y lugar preciso para así evitar o castigar tantas maldades.

Convengamos que resulta un razonamiento muy sólido, sobre todo considerando que se trata de una ciudad sumamente extensa, caótica y superpoblada, donde la anarquía reina por doquier y se palpa en sus rincones la inseguridad y el peligro sobre todo al caer la noche.

Pero lo cierto es que las intervenciones de esta dama vengadora -experta en ajusticiamientos, castigos y revanchas- es muy selectiva, no responde a una lógica fácil de entender y además cuenta con múltiples agentes de vigilancia, apoyo e inteligencia.

Por alguna enigmática razón ella logra mantener un vínculo muy íntimo y especial con toda criatura felina que circunde sus dominios, y en medio de una ciudad como aquella, tan plagada de huecos oscuros, misteriosos y laberínticos es normal que sobreabunden los gatos.

Negros, blancos, grises, atigrados o manchados. Domésticos o callejeros, viejos, inquietos o cansados, agresivos o dóciles, asustadizos o atrevidos, todos, sin excepción, responden al unísono a sus requerimientos y es fundamentalmente a través de ellos que la dama se anoticia de las perversiones, urgencias, debilidades y frustraciones tanto de víctimas como de victimarios. Es gracias a ellos que la información fluye, instantánea, apenas surgen las necesidades.

Quizás halla entre Lady y los gatos -además de su sigilo en medio de la noche y su inigualable facilidad para entrar y salir sin ser descubierta - más cualidades compartidas: indescifrable mirada, impactante presencia, flexibilidad manifiesta, reflejos ágiles y veloces, distinguida elegancia en sus formas y su andar, sensualidad y plasticidad en cada movimiento. Ancestrales secretos, inquietantes silencios, enigmáticos juegos, cálida complacencia…

Todo eso hace que por momentos su figura se torne menos humana y más felina. Por prestancia y misterio, por la frialdad con que enfrenta a su enemigo y dispone de él a su antojo…Lady se asemeja a un gato, sobre todo en los momentos en que aumenta su deleite frente a lo que está a punto de concretar…es que ella comienza a disfrutar aún antes de ejecutar sus venganzas.

Un consejo -que por tu bien pretende ser persuasivo- …amig@, si habitas esta ciudad oscura y estás a punto de caer en la traición, la estafa, el crimen,  la desaprensión, el abuso o cualquier forma de violencia, y frente a ti, de improviso, observas que te está mirando un gato…ten cuidado con lo que vayas a hacer…puede que si no reflexionas a tiempo y desistas, dentro de muy poco ya sea tarde…